Como sabemos, en la región que llamamos Mesoamérica hay diversos paisajes, desde las cumbres nevadas hasta las costas tropicales. En general, el clima y las condiciones naturales de la región son favorables para la vida humana. Cuando comenzó a poblarse, la región era más húmeda que ahora.
En muchos lugares que hoy son bastante secos, como el Valle de México, había bosques, lagos y pantanos. Abundaban los animales para la cacería y la pesca, y muchas plantas que podían recolectarse. La disponibilidad de agua, la fertilidad de la tierra y la variedad de plantas, ayudaron a que surgiera una agricultura muy productiva, de la que vivía una población más numerosa y densa que la de otros lugares de América. La diversidad de los climas y de los productos naturales de Mesoamérica propició desde épocas muy antiguas el intercambio comercial y cultural entre zonas apartadas. Aunque cada civilización mesoamericana tuvo rasgos propios, el comercio, las migraciones y las expediciones militares difundieron la influencia de los pueblos más avanzados. Por eso hay costumbres, creencias y formas de trabajo que son comunes a todos los pueblos de Mesoamérica. La evolución de las civilizaciones mesoamericanas es larga y complicada.